Te pinté en mis sueños de niña. Entonces tenías
la cara de un niño travieso que vendría a jugar conmigo todos los días, y me
mostrarías los primeros atisbos de una risa inocente que jugara con mi soledad
y falta de mimos. Nunca llegaste. No conocí niño príncipe que caracterizara a
ese compañero de juegos que no disfrutara del juego de avergonzarme por mis
vestiduras y harapos que no me hacían ver la niña que sólo quería jugar
Te pinté en mi adolescencia, con la locura
temporal urgente de querer sentirme enamorada, tenías los ojos más bonitos del
mundo y lucías con orgullo tu carácter de chico rebelde, soñaba que cuando me
vieras por primera vez, te comerías el mundo por un sólo beso mío y si hiciera
falta pondrías la luna a mis pies, me escribirías poemas de amor y hasta te
pinté con una guitarra entre tus manos, por eso de que tuvieras alguna conexión
con la música, te daba la clave para llegar a mi corazón herido, porque en
entonces, mi joven corazón ya tenía cicatrices, esas que me hacían negarme a
unas primeras caricias de amor, esas que rechazaban hasta un simple roce en el
pelo, porque fueran a doler. y vi muchas miradas de cortejo y muchas caras de
soles pero tú, nunca llegaste. No ojos con mirada pura de adolescencia que me
hiciera pensar que la figura masculina era digna de abrazos y de mis primeros
besos y no la simple figura de un hombre de quien temer una agresión
Te pinté, otra vez, ya con más ganas, más
definido, en el paso que me convertía en mujer adulta al alcanzar mi mayoría de
edad, y pinté aflorando mis sueños de romántica incurable, eras un hombre guapo
y listo sin importar de donde vinieras, traerías una mirada limpia, y una risa
contagiosa, te pinté inteligente para no aburrirme, quería tener un compañero
especial en el inicio de ese viaje que significaba ser adulta. No me centre
mucho en los rasgos físicos, sólo quería que fueras distinto al resto y
supieras ver que detrás de esa chica resuelta y capaz de saltar a los riesgos,
sólo había un niña asustada que sabía estar sola pero no en compañía, creí en
algún momento encontrarte en un chico de unos profundos ojos azules, moreno,
alto, el prototipo de chico que a cualquier jovencita le haría caer rendida en
sus brazos, pero en cuanto abriste la boca supe que tú no eras aquella pintura
de mi lienzo, y nunca llegaste, y si alguna vez lo hiciste no logré verte, la
verdad es que entonces no quería tenerte, y sólo estaba preparada para
imaginarte.
Te volví a pintar en mis pasos hacia mi mundo
laboral, entonces esperaba un hombre con determinación, con metas, con sueños,
encaminando sus pasos y su vida hacia algún objetivo, ya no te pintaba tan
guapo por fuera pero embellecí tu mente y tu interior, quería que tuvieras
valores, y un brillo especial alrededor de tu cabeza que te hiciera con ideas
claras, que supieras hacia dónde irías y hacia donde querrías llevarme, te
pinté con luz cerca de tu pecho para asegurarme que traerías un corazón grande,
para que junto a la mía, superáramos juntos, cualquier obstáculo. Te puse todos
los colores alrededor de toda tu figura para que tu alma fuera transparente y
me enseñaras a confiar en el género masculino como una parte necesaria y no
reñida con mi vida, pero nunca llegaste. No apareció hombre alguno capaz de
despertar el latido de mi corazón que parecía muerto y dar estabilidad a mis
pasos débiles, por el miedo, por la soledad, por la necesidad de la experiencia
de sentir que mi alma había encontrado esa ancla a la materia, a la vida, a la
tierra
Te seguí imaginando y pintando hasta cansarme de
dibujar caras y las formas de cómo quería que fueras, y lo hice recibiendo
sensaciones no impresiones, lo hice sintiendo para que mi mente no dibujara más
planos fríos ni calculadores, quería corregir mi trazo y pintarte simple por
fuera y grande por dentro, para que pudieras verme, me reconocieras y quisieras
hacer un camino conmigo, entonces soñaba con un solo hombre para el principio y
el resto de mi vida, y un día entraste tú, alguien que traía un poco de cada
una de mis pinturas anteriores, creí que habías llegado, y te dejé estar un
tiempo para que me mostraras el color de lo que era experimentar las primeras
mariposas de amor en el estómago, pero estas murieron pronto, no duró demasiado
tiempo el experimento y sin embargo me dejaste una huella que valió todas las
alas rotas, y que hasta hoy llena mis días, resultaste tener un poco de todo y
de ese todo nada, pero no podía sacarte de mí tan pronto, porque habías pintado
en mi vientre una obra de arte que yo nunca hubiera podido pintar sola, ella,
lleva de ti ese poquito de ADN que la hace algo tuyo y mío, y lleva cada uno de
los sueños que yo tuve cada vez que pinté algo parecido al amor, creí que
eras tú y por eso te dejé quedarte un tiempo pero no eras más que un
pintor como yo pero de sueños distintos, y te fuiste libremente, y por tanto,
nunca llegaste, y decidí que si había logrado pintar algo parecido al amor
tenía que seguir pintándote, por si algún día llegabas, había hecho el primer
intento y no eras tú, pero me había servido para no conformarme con simulaciones
de lo que tú, seguro serías, y empecé a desesperarme por el paso rápido del
tiempo sin verte llegar, sin saber cuándo vendrías, y si en algún lugar me
estarías esperando, llegué hasta sentirme culpable de no pintarte bien y ser yo
quien no sabía de alguna manera crearte
Te pinté en el intento desesperado de conseguir
la pintura perfecta y conseguí dibujar el rostro más amable del mundo, aquella
vez yo ya había adquirido cierta experiencia en pintura y logré pintarte con
todos los matices que te soñaba, te pinté tan bien que llegaste a mi vida
pintado¡¡¡, pero eras sólo eso, el bosquejo de una pintura exacta a un mapa que
mi cabeza había generado idealizando a un hombre como producto de las
frustraciones y desengaños, quería que tuvieras el encanto de despertar a la
mujer que era y te pinté todo pasión, nunca llegaste, de hecho apareciste justo
con todas las tonalidades perfectas pero era evidente que eras sólo un cuadro
en la pared, y aprendí que no debía seguir pintando porque la vida no estaba hecha
para pintarla sino para vivirla y experimentarla. Nunca llegaste, no llegarías
mientras te siguiera pintado de mil formas, no existía hombre alguno tan
perfecto como la pintura que al mirarla despertara mi gran capacidad de amar.
Te pinté como un príncipe moderno, de esos que no
llevan color pero llevan modales, en un intento de querer cambiar pensé por
primera vez otra vez como niña y te pinté imaginando que ya existías, te pinté
como mi amor platónico, mi príncipe loco, pero era lo más irreal que hubiera
podido plasmar. Para encontrarte debía primero localizar el sueño de donde te
había rescatado. Nunca llegaste y si lo hiciste te dejé seguir siendo platónico
para admirar tu belleza, no quise correr el riesgo de acercarme y ver que hasta
el mundo de mis sueños se desmoronaba, quería pensar que al menos en algún
mundo onírico existías. y cuando ya había perdido toda capacidad de soñar, de
esperar y de pintar, un día; Apareciste tú, que tenías la magia de pintarme un
mundo de sueños en colores donde yo contaba y empezaste a hacerte dueño de mi
pincel, de mi piel y hasta de mi corazón, incluso sin habernos visto, tenías un
poco de cada uno de todos los hombres que había pintado en mis sueños y nunca
llegaron, estabas allí para mostrarme que la realidad superaba a la imaginación
y plantaste tu primer beso de fuego en mi boca despertándome a seguir soñando
pero despierta, con amaneceres juntos, con no soltarme de tu mano y me permití
creer y sentir por primera vez el amor, no me di cuenta entonces, que tú eras
otro soñador o pintor de sueños y que en tu afán de encontrar a tu princesa me
habías pintado a mí y que por tanto yo no sería más que un molde de una pintura
que con los días se agrieta y se sustituye por otra que esté más de moda, que
tenga más o menos color, en ese entonces no vi que tú tampoco eras el hombre de
mis sueños, no supe verlo y nada más cerrar mis ojos con un largo beso de amor
me los abriste de golpe a una verdad que era inaceptable para ser tú el hombre
de todas mis pinturas, eras un bosquejo de sueño, una parte incompleta de una
simulación de lo que yo había estado buscando y te habías inventado para
llevarme contigo a tu cama, para demostrarte lo grande que eras enamorando a
alguien que parecía tan débil antes tus besos y caricias, ese día descubrí la
mentira que eras, y resultaste ser sólo eso, una imagen inventada por mis
ideales románticos, yo quise ver en ti todo lo que estaba necesitando ver pero
en realidad tú, nunca llegaste, nunca exististe, fuiste el comienzo de una
pintura perfecta y el final de mi afición por pintar de alguna manera el amor y
querer personificarlo, a partir de aquel día prometí que dejaría que el amor me
encontrara porque no habría pintura perfecta que me enseñara dónde, cuál y
dónde aparecería aquel que sin querer pintarme ni ser pintado, pintara en mi
vida, pintara simplemente pintara. Y entonces los días sucedidos…
Te pinté en blanco, sin rostro, sin cara, sin
nombre, sin magia para despertarme, sin manos para acariciarme, sin palabras
para envolverme, sin abrazos para protegerme, sin mirada profunda para
transportarme, sin capacidad de ser y de sentir, ya no existías ni en mis
sueños, te pinté en blanco y cuando acabé me dibujé a mí misma.
Me pinté a mí misma, era hora de no buscar en
otra parte lo que no se me había perdido, y me pinté como una mujer fuerte,
valiente, con tanto amor para dar que no hacía falta pelear por nada, pinté mis
sueños de algún día descubrirte, conocerte, encontrarte, en un beso, en una
mirada, en una frase, me pinté sentada esperando con paciencia mientras
dedicaba el tiempo a la única persona para la cual nunca pinté nada, a esa niña
triste que se escondía aquí dentro, a esa adolescente asustada que huía de que
la agredieran, a esa joven loca que se moría por sentir y nunca sintió nada
por miedo, a esa adulta que se equivocó y tomó decisiones erróneas sólo
por la necesidad de sentirse mujer, pinté a la madre que era con los colores
más perfectos porque mi hija me hacía amar la vida y verla de colores, por
primera vez, deje de pintarte, de imaginarte, de esperarte, y me pinté a mí
misma, esperándome para quererme, para aceptarme, para encontrarme, para
hacerme fuerte y recuperar confianza, y me logré como una pintura hermosa,
aquel día finalmente pinté a una mujer que había aprendido a quererse y ya no
esperaba encontrarte pintado de ninguna forma, sólo, se preparaba para cuando
tú decidieras venir a mí.
Y
fue así como un día te encontré sin buscarte, te abracé sin acercarme, te
acaricié sin tocarte, fui tuya y tu mío sin decir palabra, fue cuando ya no te
buscaba, cuando ya no te pintaba, apareciste y no supe cómo tratarte, estuve
toda la vida pintándote como quería que fueras y se me olvidó pintar cómo debía
ser yo contigo al encontrarte. No aprendí a pintar cómo se sostiene un amor tan
grande como el que descubro en tus brazos, no pinté cómo debía hacer para
confiar en ti sin que pesasen las huellas del pasado, no pinté como debía
dejarte ser libre sin perderte, y no pinté cómo debía hacer para hacer que
nuestros momentos juntos fueran una pintura que no se borrara jamás, y aquí me
encuentro atrapada entre mil colores de amor que flotan a mi alrededor de tanto
que amo mirarte, besarte, tenerte, y no sé si puedo pintar más lienzos o formas
de vivir contigo lo que siento, sólo sé que a pesar de no saber cómo pintar la
ruta para llegar a tu corazón, y no saber si quiera, si tú te pintas conmigo, estoy dispuesta a seguir las indicaciones de tus
colores y pinturas, si tú pintas para mí una luz, una esperanza que me indique
el camino que debo seguir para llegar a ti, caminar de tu lado y no separarme
jamás, por fin te encontré, por fin llegaste, ahora dime dónde debo y no debo
pintar, es tuyo mi pincel, mis colores, mi capacidad de amar. Soy tu lienzo,
dibuja sobre mí lo que quieras que sea y seré lo más parecido a lo que te haga
feliz. Somos dos que se convierten en uno solo, si tú ríes eres el motivo para
que yo ría, porque si se te ocurre llorar sería capaz de liberarte de mi amor
porque sonrieras. Enséñame cómo es que debo pintar nuestros días, cómo hacer
para darte mi amor y darme a ti en las dosis perfecta para no presionarte e ir al ritmo de tu corazón, no quisiera para nada que confundas mi forma de ser loca con prisa, ni mi profundidad con desear más de lo que soy y tengo cuando estoy contigo, no quiero abrazarme a tu cuello para asfixiarte sino para demostrarte que tengo para ti mimos desde niña, amor desde que me convertí en mujer y fuego desde que probé tus besos, dame sólo una señal clara de que eres feliz cuando te miro con este amor que no se siente libre por querer gritarte lo que siente y no saber si a ti te place escucharlo, dame una señal de que quieres que siga pintando días juntos ahora que puedo sentir para hacerlo, porque si no es así amor, si tú no quieres pintar nuestra felicidad en mi lienzo,
entonces déjame que te diga que me iré lejos, pero dímelo con algo más que palabras que a veces se contradicen, dímelo cuando me miras, cuando me abrazas contra tu pecho, cuando duermes en mi cuerpo, porque si no me lo dices claro, pensaré que aunque a tu ritmo, quizás tú también quieras caminar
conmigo, y eso vida mía, hará que dando igual a que ritmo y velocidad yo quiera recorrer a y de tu mano todos los caminos que queden por pintar.Así que quédate mi pincel y vamos a pintar juntos nuestros momentos y hagamos que cada día cuente como un nuevo lienzo donde no haga falta que pinte más a ningún otro hombre que no seas tú, dime que por fin llegaste, dime que eres tú.
Ahora lo recuerdo, tienes el abrazo de todas mis
formas de pintarte.
Dedicado a ti Capsigrany
Norma San Juan 07-07-2023