Sólo el dolor es, sin duda, nuestro mejor maestro.
A veces, los maestros son personas que han pasado un tiempo en nuestras vidas, lugares que han resultado ser muy particulares, caminos que
hemos tomado equivocadamente pensando que eran los correctos, como también el
mismo dolor en sí, nos enseña a través de una pérdida, de la rabia, la envidia,
el abuso, la traición, el duelo, la muerte, que esa experiencia que no queremos
vivir ni sentir y que nos rompe por dentro en un determinado momento o tiempo, será la que nos deje grandes e intensas
lecciones de vida,
Sólo el dolor nos hace valorar lo que tenemos, nos hace
apreciar la vida, nos enseña a decir que sí o que no de manera
oportuna, nos lleva a alejarnos de lo que nos hace daño, a querernos y valorarnos a
nosotros mismos, a dar la cara y luchar por quienes amamos y a cambiar nuestra
perspectiva de vida, sabiendo que es más probable que lo que espero de otros llegue antes si viene primero de mí.
El dolor como maestro nos marcará un antes y un después y si
no le dejamos al ego apoderarse de la situación que nos duele o hiere, seguramente
el después, será una nueva versión de nosotros mismos, más fortalecidos,
seguramente con muchas heridas que cuidar y sanar pero con una visión más
madura y diferente de las cosas, así que si aprendemos a utilizar el dolor
experimentado como parte integral de la vida y no lo utilizamos de excusa para
admitir que tenemos miedos y no le culpamos de estar entre nuestro yo y volver
a correr riesgos, seguramente acabaremos agradeciendo cada experiencia de dolor
vivida a lo largo de nuestro recorrido, ya que todos en algún momento de
nuestra vida pasaremos por un grado de dolor que nos hará quebrarnos o vernos rotos, no podremos
dejar de sentir al dolor como nuestro gran maestro, por tanto seamos buenos
alumnos! Y aprendamos que; lo más importante no es lo que o quién nos rompió,
ni siquiera si fuimos culpables o no de permitir eso, la lección ya fue
impartida!, lo importante es ser capaces de saber cómo nos repondremos, incluso
cuando pensemos que ya no nos quedan fuerzas para superar ya nada más, siempre
volverá a amanecer para todos, así que abracemos a este gran maestro, y después
de depurarlo con unas cuantas lágrimas, dejémosle la puerta abierta porque
nuestra lección ya ha terminado.
Así que si alguien te causó dolor no lo mires
con rabia o con desprecio, siéntete agradecido por lo ocurrido, porque esa
experiencia te ha hecho más grande, más fuerte, y has aprendido gracias a ello
a distinguir qué y quién vale la pena y qué y quien no… Una decepción nos rompe
todo pero a veces puede, ser un favor! ya que nos muestra el camino de salida
de una situación de la que no nos convenía estar, aunque otras veces, también
nos enseña el camino de vuelta a casa. Dejemos que el universo nos eche una
mano y nos traiga el regalo que nuestra alma necesita, quizás el envoltorio sea
áspero, o hasta venga sin envolver para que te equivoques al elegir tus regalos
de aprendizaje pero debes ser agradecido, porque lo que ayer dolió hoy es saber
que es un patrón antiguo que disolver, lo que hoy duele, con el paso del tiempo
sólo será una experiencia más, gracias a la cuál siempre llegarás a algo mejor,
que te estaba esperando.
Quién decide en quien te conviertes?, el pasado?, tus
experiencias negativas?, noooo, sólo tú, usando tu dolor para ser mejor
persona, aprender y crecer, nada ni nadie, jamás, debe llevarte a convertirte
en aquello que no forme parte de tu esencia. Eres luz, nada puede apagar esa
chispa divina en ti.
A las personas que vinieron a mi vida a bajar todas mis
barreras para luego romper mis ilusiones, gracias, sin ellos no hubiera
aprendido a confiar en mi misma ni quererme más.
A las situaciones que un día me ahogaron, hoy les digo
gracias, sin ellas hoy no sería capaz de encontrar el oxígeno en cada pequeña
cosa que respiro.
A los lugares que me hicieron sentir princesa y que sé ya
nunca volveré a recorrer en esa condición muchas gracias, me enseñaron que aún
en la vida real se puede vivir sin tanto
cuento.
A la pérdida de todo aquello que alguna vez sentí mío y no
lo fue porque nadie pertenece a nadie, gracias, aprendí que las personas somos únicos
e individuales y que desde la libertad se puede amar con más alas y que no hace
falta pedir permiso para volar.
A la sensación de haber amado y no ser correspondida,
gracias, ahora sé que a quién más debo amar es a mí misma y desde ese lugar
privilegiado compartir mi trono con alguien, pues quién podría decir que no a
una reina?.jajajja
Gracias a cada situación, lugar, cosa, vivencia y persona
que me ha convertido en alguien más fuerte, y hacer de mí una guerrera sin
espada, porque en las batallas más fuertes, nuestra mejor arma, es el perdón,
te dejo ir, porque quiero y soy merecedora de dar y recibir el amor sin intereses, todo lo demás sólo es un, Maestrro.
Lazos de Luz 16/10/2019

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