Hacía un largo tiempo que Elia había decidido volver a abrirle la puerta al amor; los duros golpes, traiciones y decepciones del pasado le habían dejado cicatrices que había aprendido a llevar con orgullo, había llegado el momento de permitirse un nuevo comienzo, y sabía que ese nuevo comienzo sólo, ocurriría, si ella dejaba de ponerle trabas al tiempo, miedos a los sueños, inseguridad a lo desconocido, y soltaba la creencia de que allí fuera solo existiría ese "Más de lo mismo".- Ella sabía que el amor no vendría a tocar a su puerta, la vida le abría cada día nuevas ventanas, por donde poder mirar algo distinto y que lo que mirase fuera hermoso o no, dependía sólo de ella, no debía utilizar esas ventanas para mirar hacia los recuerdos de lo que alguna vez no pudo ser, no debía estar alerta a que volverían las frustraciones de dar demasiado sin recibir como seguiría pasando si se empeñaba en mirar hacia atrás, debía mirar hacia adelante y sabía sobre todo, que en lo que vendría, no habría nada seguro y nada perfecto, pero si mirando hacia dentro de sí misma, aún existía esa mujer que alguna vez se ahogó en sus propias lágrimas, y seguía teniendo la capacidad de amar, de volver a creer, de volver a soñar, ya lo tenía todo para empezar otra vez con alma de guerrera. Así que, miró todas esas ventanas, esas oportunidades de conocer gente nueva y fue encontrando en cada una de ellas, la persona que se acercaba de forma exacta a ese "más de lo mismo".- entonces es que ésta vez no iba a ser diferente? Voy a intentar describir lo que Elia, pudo ver a través de alguna de esas ventanas cara de invitación a entrar y un cartel grande de salida.
La primera ventana de Elia; la llevó hacía una cara de aspecto amable, con una mirada algo triste, y un rostro de hombre que proyectaba vacíos, soledad, necesidades de ser amado, de familia, de hogar, con un anhelo de encontrar una mujer que le acompañara en el viaje de su vida, porque sentía, que se hacía tarde, que los años mostraban mucho las arrugas y él corría y corría desesperado por alcanzar a su amada y lo que le salía a su paso nunca era esa mujer soñada, y su tristeza ante aquella realidad se hacía notar. Elia, decidió mirarle a los ojos buscando poder conectarse a esas sus necesidades de amor, quizás, eran también las suyas, aunque no se sentía preparada para vivir con ansiedad un viaje que debería ser a paso lento. Él se giró y al encontrar su mirada, la vio ahí tan cercana, que creyó que Elia, podía ser esa compañera de viaje que buscaba, no se detuvo a pensar qué quería ella, ni a ver quién era ella, ella, a simple vista parecía ser el modelo perfecto de lo que él buscaba y no podía dejarla escapar!. Elia sorprendida de que hubiera alguien capaz de darle un espacio tan importante en su corazón y su alma se sintió halagada pero era imposible permitirse sentir algo por un rostro de una ventana, sólo porque dijera contener el secreto de hacer realidad sus sueños, aquello no era más que el reflejo de un mapa o de lo que ella, había buscado hasta ese entonces. Aquel hombre, le recordaba lo equivocada que había mirado antes, hacia sus ventanas, empezar algo con él, hubiera sido como lanzarse desde el cielo sin paracaídas, no merecía el riesgo cuando en la caída no había nada confortable construido para esperarla o abrazarla en la caída, y, se despidió de él lo más rápido que pudo. Le deseó suerte en su búsqueda, y comprendió que ser esposa, compañera y dueña de la vida de otra persona no era lo que ella buscaba. No quería ser dueña de nada, los sentimientos no eran algo que garantizar con un anillo o una firma, ni mucho menos se inventaban como una pintura de un cuadro que va perfecto como decoración, por que ella estaba vacía de muestras de afecto, de qué le servían las promesas de amor eterno si no sentía tal amor para estar a la altura de esas promesas?. No bastaba con que le quisieran y ella tuviera tanto para dar, si en el te doy y recibo no había una felicidad compartida. Cerró la ventana y como le quedaban más se dirigió a mirar la siguiente. Sabía que el amor se construía paso a paso, que nos existían las flechas que no trajeran posteriormente dolor, pero también sabía que su corazón no volvería a sentir sino había al otro lado de la ventana alguien capaz de despertarlo.
La segunda ventana de Elia; le presentó una cara conocida, era un rostro que no veía desde hacía algún tiempo, en alguna época pasada, ese mismo hombre había decidido cerrar la ventana que les hacía mirarse, porque para él, habían más ventanas, donde lo que veía, era simplemente, más interesante que el rostro de Elia. Cuando Elia, lo vio como sugerencia en su ventana, le dijo: -Porqué has vuelto?. -- ---_Sigue sin haber aquí nada interesante para ti. -Nada te llevaste, nada me debes, nada encontrarás. Desde que marchaste, he podido reír sin presiones y encontrarme a mí misma sin tener que anularme. Sin ti aprendí que pelear por una posición no es necesario porque te la han de dar libremente.-
Él dijo: -Necesito la oportunidad de demostrarte que he cambiado¡¡ y ella le dijo: -La oportunidad de haber sido dos, ya pasó, la oportunidad de ahora, es para decirte gracias, simplemente gracias, desde aquel día me siento más valiosa. y ya no me conformo con las migajas de nadie, pudiendo ser yo ahora motivo de orgullo para un hombre, por qué otra vez iba a querer ser vergüenza? Sigue tu camino, nada tuviste de mí, ni mi cuerpo, ni mi corazón, por tanto no hay nada que recuperar. A mi alma nunca llegaste, pero si has vuelto para reconocer errores, desde ella te digo que puedes irte libremente y sin cargas, ésta, no es tu ventana.- Inmediatamente el rostro desapareció y Elia cerró tranquilamente su segunda ventana con la sensación de haber cerrado ciclos y haber dicho todo que estaba pendiente por ahí en algún rincón donde se guardan las cosas inacabadas, fue gratificante liberar espacio y poder haber podido decir puertas sin el impulso de una patada. Cuando alguien debe quedarse en tu vida te da las razones para que no quieras marcharte y sin razón alguna, decide que seas como seas, eres esa parte que le complementa.
La tercera ventana de Elia; era un hombre abrumado. Un rostro tan triste, decepcionado, vacío y perdido, porque una extraña mujer, le había tocado el corazón de tal forma, que mientras él sembraba un jardín de rosas para ella, el veneno de ella se las iba matando una a una, de un sólo pisotón. Elia, veía en ese hombre el rostro de un niño abandonado y le resultó irresistible no acercarse y abrazarle, ella podía enseñarle que hay abrazos que reparan que apaciguan y que encienden, que llenan vacíos de todo tipo, sólo había que darlos desde el alma y recibirlos de la misma forma, pero él, estaba tan cerrado que no veía más allá de su dolor.. Era un hombre destruido en su masculinidad, aquella mujer de su pasado había realidad sus fantasías pasionales que lo conectaban con esa parte primitiva que todo hombre tiene, las había hecho crecer hasta obtener de ello la manipulación de conducir a través del deseo del cuerpo, su vida y hasta sus decisiones, había hecho de él, una marioneta que se giraba al son que ella decidía cada vez que lo tocaba, ella era de las que le clavaba un puñal y al minuto le lamía la herida con el fuego del sexo placentero. él reconocía que su gran amor pasión por ella le hacía sentir vivo, pero también reconocía el gran vacío entre él y su verdugo vestida de mujer, sabía que su gran amor no alcanzaba para que el placer fuera también del alma, por en aquello sólo él ponía el alma. Elia escuchó su dolor, observó sus ruinas, y ese cero de fe, y no dudó en decidir que allí era como sembrar en tierra quemada, él sabía que debía recuperar el control de su vida y que estar perdido entre recuerdos le hacía perder la capacidad de mirar hacia algo nuevo y que Elia no esperaría a su reconstrucción y ella viendo que allí no había nada que recoger para ella, y sobre ruinas no era seguro reconstruir, y que no había nada que sembrar sobre rabia y lamento. Sin embargo, algo que no era lástima, tiraba de ella, no sólo a querer seguir mirando qué más había, sino a entrar dentro de esa ventana y hacer lo que creía siempre había venido a hacer, (Ayudar, amar, abrazar, de forma dulce y desinteresada como cuando se coge a un pajarillo herido y le curas sus alas rotas para que vuelva a volar). Sabía que su cometido era ayudarle a reconstruir sus alas y que cuando estuviera listo volaría lejos, pero no se sintió preparada para arropar a un pajarillo herido, cogerle cariño y luego desprenderse de él como si nada, en cierta manera siempre pasaba lo mismo, sentía que hacía el trabajo difícil y que cuando las cosas se tornaban de colores, no era ella, la que disfrutaba de la recompensa, talvez eso era su cometido, trabajar para otros sin pedir nada a cambio, pero era humana, estaba agotada de salvar vidas y ésta vez, egoísta mente, y por autoestima, buscaba algo de recompensa, y decidió, que no era el momento de salvar a nadie. Ella, también necesitaba amor y atención, Sintió que al cerrar esa ventana se dejaba parte de ella, de su propio dolor e historia pero no valía la pena seguir mirando y aunque al cerrar la ventana se colaba un pequeño rayo de luz como si algo hubiera que rescatar ahí. cerró y quizás algún día, volvería a mirar otra vez, pero en ese momento, quería seguir caminando. Si no estas preparado para recibir, no estás preparado para dar lo mejor de ti"
La cuarta ventana de Elia: Otra vez le presentaba a el pasado, ésta vez, no era atractivo mirar, allí estaba otra vez de vuelta, el rostro de un hombre que había hecho trizas todos sus esfuerzos por llegar hasta él, alguien que la había utilizado, manipulado, engañado, y sin embargo por alguna razón debía enfrentarse a él así que respiró profundo y le dijo:
-Si estás aquí por un nuevo comienzo, no estoy disponible.- Si has vuelto para pedir perdón, es tarde, yo no te guardo rencor, pero si sirve de algo que te diga que sí para que avances, habla.- Si estas aquí para repetir el juego, ya no soy la pieza que encaja en la partida, gracias a ti he aprendido que, hasta en un juego sucio cuentan siempre dos, que nosotros nunca fuimos dos, por decir no fuimos nada.
-Él intentó buscar la manera de quedarse un tiempo en esa ventana para ver si ella accedía a repetir viejos patrones, pero ella, tenía muy claro dos cosas: - Ya no sentía nada por aquel hombre más que lástima de ver que seguía sin crecer, y agradecimiento de haberlo vuelto a ver, porque al mirarlo otra vez, pudo ver que sus heridas habían cicatrizado y que había pasado el luto y el dolor de la pérdida sin dejar rastro pues desde que él se había marchado ella había dejado de sentirse un mueble para ser esa gran mujer en la que se había convertido, capaz de decorar cualquier rostro con una sonrisa. Ya no era más un cuerpo inerte para satisfacer la carne, que sensación esa de saber que no se había perdido de nada y que finalmente había ganado, que el tiempo que había perdido luchando sola, había sido sólo la respuesta clara de que él no era su media mitad. Cerró esa ventana con la convicción de que se había reconciliado con esa parte oscura de su pasado que le llevaba a sentir vergüenza de alguna vez haberse humillado por conseguir un sentimiento que no la enorgullecía sino la llenaba más de vacío interior. Si quería que alguna ventana le mostrase a la persona correcta había que decir adiós a la equivocada. y ambas cosas hacerlas con la misma sonrisa.
La quinta ventana de Elia; Tenía para ella hasta ese momento, el rostro más difícil de leer. Ese hombre de aspecto arrogante y que parecía protegerse con armaduras de hierro como si le fueran a quitar parte de sus grandes tesoros, parecía un hombre delicado en sus palabras, tenía una sensibilidad increíble para captar alguna manera de cómo llegar a ella, a sus debilidades, a sus miedos, a sus deseos, tenía las palabras perfectas que en su condición de mujer romántica y soñadora le hubiera gustado alguna vez oír, se preocupaba tanto de indagar en al vida de ella, que ella no se daba cuenta que al dejarle entrar en su vida él lo que hacía era avanzar sin dejar tiempo ni espacio para que ella también llegase hasta él, y le fue mostrando un tipo de hombre de esos con los cuales todo parecía tan perfecto, que cada vez parecía más irreal, algo en su interior le decía que no se fiase, pero también sabía que la falta de autoestima le hacía verse no merecedora de tales halagos y se debía a sí misma, el creer un poco y abrir su corazón, mostrar aquella gran mujer que era y porqué no, si el fuego llegaba bienvenido fuera, era hora de volver a amar y sentirse mujer, sin embargo él creaba un clima que siempre acababa en el mismo punto, y Elia empezó a sentir que vivía como dentro de un guion ensayado donde se decía siempre lo mismo y que aquello sólo satisfacía el ego de ese hombre y ella en realidad no tenía nada. Se dio cuenta de que estaba permitiéndose sentir por alguien no diferente al resto, y que si no reaccionaba se convertiría en la marioneta de alguien dispuesto a jugar con ella haciéndole creer que eso era amor! y a tiempo, decidió que no volvería a pasarle lo mismo, y que si daba era para recibir, y que si avanzaba lento o rápido daba igual pero acompañada, y de no ser así, ya no tenía sentido ir hacia ningún mañana. Él con su arrogancia y capacidad de querer conducirlo todo a su manera propuso un tipo de relación donde sólo él ganaba, y eso bastó para que ella decidiera cerrar también esa puerta, y la cerró con alguna lágrima porque, él había inventado un mundo de palabras bonitas para tocar su alma y ya no estarían, pero no eran reales, se iba como otra vez pensando que no había verdad en nadie, que sí seguía habiendo ese más de lo mismo, pero antes de perder del todo la fe, más valía sola y plena que acompañada y vacía, cerró también esa ventana y ésta vez con cierto aire de arrogancia la cerró sin que nada de ella se quedara con él, mantendría a medias la ventana abierta para ir mirándose así misma en sus errores y aprender, ese hombre había sido una especie de zunami de emociones donde se nace y al giro de la ola se muere.
No quería un mundo de príncipes inventados, no quería un hombre que sólo sirviera en la cama, no quería ningún tipo de hombre con un perfil creado para llegar. Quería simplemente alguien que cuando la abrazara despertara el fuego en su piel, y que a pesar de no ser perfecto pudiera lidiar con esas imperfecciones y las suyas sin utilizarlas de excusas para abandonar la lucha. Quería algún día, abrir una ventana donde hubiera un hombre con cicatrices porque ha vivido, un hombre con miedos porque le han fallado, pero valiente para no darle al miedo su capacidad de volver a soñar, y valiente para volver a amar porque ella lo merecía construir un amor, a pesar de que otras hubieran dejado destrucción. Que no prometiese futuros, ni exigiera títulos de posesión pero sí quisiera poner el corazón en vivir el presente de a dos, siempre de dos
Así fue como Elia. descubrió que el destino son esas ventanas que nos pone la vida. para mostrarnos las diferentes opciones de cómo podemos avanzar o vivir las experiencias que nos llevarán a crecer, esos distintos caminos que la vida nos casi obligará a tomar si queremos llegar a lo que vinimos, y que no depende del destino el resultado de nuestra lucha o el final del recorrido con éxito. No hay nada escrito, tenemos ese libre albedrío para tomar decisiones en las que nada será fácil pero si las tomamos con valor seguro nos llevarán a aquello que nunca tuvimos y nunca es tarde para encontrar y permitirnos vivir
Este enlace era el sueño de Elia. bueno algo así. Gracias le doy, por dejarme entrar en sus sueños.
Nine - Lazos de luz

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