Querida amiga Ratoncillo. Deberías escribirle una carta, más o menos asíí: Espero poder expresar bien tu historia.
Recuerdo mi último baile.. Eran las tres de la tarde pero nada importaba que no fuera en una fiesta de salón, teníamos la terraza entera para nosotros y nos teníamos el uno al otro, bailamos como si la felicidad estuviera en en nuestros zapatos al pisar firme. Me mostrabas tus pistas de música favorita y ahí de pronto estábamos bailando al ritmo de dos locos románticos que paraban en tiempo en un abrazo, para después saborear los besos entre copas y el fogón que cocinaba nuestro menú de sueños juntos, de todo lo que haríamos cuando nuestros tiempos nos dejaran una vez estar borrachos de amor como aquel día.. y sólo quiero hablar de ese último baile porque fue la última vez que fuiste mío, el resto del tiempo estuviste enfadado con el mundo y por todo lo que yo quisiera saber o preguntar que amenazara tus secretos escondidos o esa lista de mujeres tras de mí formando opción por si yo me marchaba, y yo que creía cuando decías que yo era especial para ti... No bailé para ti ni tu bailaste para mí, juntos nos convertíamos en música! qué feliz me hacía ser similares y tan diferentes a la vez, nunca antes había estado tan borracha de emociones de alegría y deseo recorriendo todos mis sentidos. Era entonces enormemente plena y agradecida con el Universo por haberme llevado hasta ti, lo malo es que aunque soñar es gratis y yo soñé que aquello era real nada le pone más realidad a las historias que cuando con el paso del tiempo se vuelven a leer y te das cuenta que más que una gran historia de amor fue un cuento, donde hablarme bonito resultó la vía fácil de acceso y decirme que era una pérdida de tiempo intentar entenderme, más.
Tuviste para mí abrazos cálidos de hogar y de echo te abrí las puertas del mío como si hubieras estado entrando ya toda una vida. Me había guardado para ti y tus besos hacían que esa espera hubiera valido la pena. Nunca tuve menos pensamientos en contra de llenar contigo el lado vacío de mi cama, no es que fueras solo revolución hormonal por la que me resultaba hasta incómodo dormir por las noches, algo en mí me decía que si te dejaba quedar te irías, quizás el miedo a que sólo estuvieras jugando a que te importaba, quizás ya estaba presa de tus besos y me asustaba no tener el valor de irme si algo no salía bien, todo parecía revolución hormonal pero también teníamos ese silencio, que se hacía cuando ponías tu cara sobre mi vientre para que te acariciara el pelo, parecías estar tan a gusto, parecía que era amor de verdad.
Recuerdo que te gustaba que te susurrara palabras bonitas al oído y a mi que me dijeras lo orgulloso y feliz que te sentías de ser el primero que descubriera todas las mujeres escondidas que nunca enseñé a nadie antes que tú, decías haberlo dicho a tus amigos lo especial que resultaba tenerme entre tus brazos, no te asustaba ir rápido y lo último que querías era cederle al miedo el control y frenar aquello que corría por nuestras ganas y nuestra magia de estar así mirándonos como si hubiera si así desde siempre. Decías que harías todo lo que pudieras por no perderme y por seguir conmigo caminando, entonces creía que hablabas enserio y que lo decías porque estarías dispuesto a enfrentar nuestras inminentes diferencias con calma y paciencia, venías de un mundo virtual de citas que duran muy poco y yo venía de un mundo donde durante mucho tiempo estuve sola sanando mis heridas, quería ser esa chica especial que decía más allá de las palabras, quería ser realmente única para ti y no deseaba compartirte con nadie, pero te pudo más el ego de querer seguir consiguiendo aceptación de citas pasajeras que quitarte el cartel de disponible y estar solo para mí, nadie me va a cambiar dijiste, no entendías que a eso no se le llama cambiarte sino respeto y lealtad. Tenía derecho a quejarme o admitir que habían cosas que no me gustaban y tenía derecho a que me respondieran despacio y con el amor con que se responde a los seres queridos, como tú tenías derecho a que te escuchara porqué de tu odio contra el mundo y así lo hice, sólo que en cuanto tuviste que ceder un poco salió tu ego en defensa de que hablar sobre lo que a mí me hería era una pérdida de tiempo y que un pasado de largas relaciones te eximía de ser tú quien se equivocara ante cualquier diferencia, te aseguraste de dejar claro que se me iba no irías a buscarme porque tú no ibas tras de nadie y es que se te olvidó que yo no era nadie sino esa chica especial que decías amar y que por si no te diste cuenta ya se amaba a sí misma antes de tu llegada.
Así que me fui dejándote aferrado a tu orgullo y resto de mujeres opcionales de las que no querías soltarte, esperando intentaras detenerme o me buscaras para saber de mí ya que si la mujer se fue de allí aquel día la persona que te escuchó tantas veces, confió en ti, y te abrió las puertas de su corazón y su hogar no se fue a ninguna parte y sigue estando aquí preguntándose si realmente estuve tan ciega por estupidez mía o es que eres un mago del camuflaje y simplemente hiciste bien tu papel. Quizás es sólo que tú y yo no hablamos el mismo idioma en el amor, quizás esté cometiendo el error de juzgarte mal y estamos compartiendo este nudo de vacío en el pecho, pero lo cierto es que no he vuelto a saber de ti y me consta que en este tiempo hiciste borrón y cuenta nueva y volviste a ese sitio donde nos conocimos, buscando encontrar el amor cuando conmigo lo tuviste en frente y lo dejaste ir porque en realidad estabas más preparado para perderlo que para vivirlo.
No pude leerte mis cartas de amor que escribí para ti con tanta pasión y magia, dijiste que soñabas con leer algún día lo mucho que eras para mi y el significado de haberte encontrado. En pocas palabras he roto mis cartas al romperse mi corazón, y aunque sé que fui yo la que decidió marcharse ahora sé que hice lo correcto, tú nunca hubieras luchado por lo nuestro, porque no hubieras movido un dedo por mi. No obstante, te deseo que el Universo traiga hasta ti no unos besos iguales a los míos sino mejor, y una mirada limpia desde el alma que sepa entenderte y aceptarte, yo no tuve la capacidad de callar mientras tu te enfadas porque muestro lo que siento, digamos que yo ya pasé esas batallas y las perdí y ahora juego a ganar.
Tristemente para mí, nada fue cierto pero si hubo algo cierto y es que con contigo esta mujer que soy volvió a la vida y aunque fuera por unos segundos soñé con ser una mujer amada y completa, y cómo puedo quejarme y no ser agradecida de tal grandeza, pues yo no quería pasar por la vida sin haber experimentado el amor así de grande y asumo que al hacerlo corría el riesgo de ver que ahora esto no es nada, pero gracias, para mí la calidad es la magia y no la cantidad. Soy responsable de todo lo que di y de lo que recibí, libremente a tu vida llegué y libremente me fui.
Hoy he vuelto al sitio donde nos conocimos y allí estabas tú, hablando con otras mujeres como si nada hubiera pasado y es que cómo culparte si nunca ocupé tu corazón?.. Adelante pues encuentra esa compañera de viaje por la cual dejarás el orgullo el ego y el odio para ir detrás de ella si la pierdes, y lo harás sin pensártelo porque sabrás que eso es amor... Que así sea... Real o no, por el tiempo que duró, gracias, te libero, me libero y nos vemos en el punto de partida.. me llevo las cartas de amor que te escribí porque las inspiró la magia y de eso no va la musa que habita entre tú y yo.
Ah, posdata: Ya puedes llamarme Ratoncillo. ahora que ya no estoy, a mi recuerdo le encantará oírlo.
