.
Hoy he vuelto a soñar con
ventanas. Esa gran ventana blanca otra vez en mis sueños, como si
fuese la continuación de mi sueño anterior, que se repite, sin embargo, ésta vez al verla fue diferente, algo me atraía y me llevaba a querer abrirla y mirar su paisaje y la abrí. Era día de sol y se dejaban ver detalles que la niebla en el sueño anterior no me había
permitido ver, había más colores otoñales y las curvas de las montañas estaban
más perfiladas, estaba también como siempre, esa voz varonil de fondo, la misma que me acompañaba antes en mis secuencias de sueños anteriores y
una vez más abrió para mí esa ventana mostrándome una tierra arada que me invitaba a conectar con mi niñez, esa tierra que ese hombre tenía como parte del paisaje que el veía cada día. Nos habíamos quedado juntos mirando el horizonte cuándo sentí que de golpe, algo tiraba de mí hacia atrás, como si
quisiera mostrarme algo que me estaba perdiendo, algo que era necesario que yo pudiera ver y sentir, ahí estaba esa voz interior que me recordaba que algo no
iba del todo bien en mi sueño y que estaba a punto de despertar, así que decidí ser yo quien gobernara ese lado onírico y me dirigí otra vez hacia esa ventana blanca, y otra vez estaba allí el
mismo hombre con su voz dulce ofreciéndome un abrazo cálido, pero la perspectiva ya no era
la misma, la cara externa de la ventana con su paisaje eran hermosos, pero la
cara interna de la misma guardaba otras tantas cosas que era necesario observar
también. Así que decidí seguir cogida a su mano y giré mi sueño al revés, para mirar hacia adentro.
Mi cerebro archivó rápidamente
imágenes de aquella casa, todo seguía siendo blanco, por donde mirara predominaba
el blanco absoluto con alguna que otra mezcla de color y matices que ponían los
pocos objetos decorativos que había. Comprendí que allí vivía ese hombre de los abrazos cálidos de mi sueño. Su lugar de reposo era cómodo, tanto que te podías tumbar en la
alfombra o en el sofá y seguir soñando sin temor a perder detalle. Allí vivía
él, que esta vez por fin se mostraba claro ante mis ojos, haciendo no quisiera ni moverme para no algo no me despertara y perderme de lo que estaba por suceder.
Él era alto, fuerte, con una
mirada profunda que te invitaba a querer entrar en sus ojos reflejo de los sentimientos nobles y alma de buena persona, con tanta luz que iluminaba el salón y mi sueño. De pronto estaba mirando curiosa en sus ojos, sin temor de lo que podía encontrarme, y mis oídos dispuestos a
escuchar. Había tanto, tanto que poder recibir de ese momento, que no quería despertar. Un alma
pura de una persona inteligente que camina por la vida con pasos a veces tan rápido
que se estampa, y otras veces tan lento, que llega a estancarse. Había dentro de
sí una sensación de desespero ocasionado por un golpe emocional que alguna vez le había quitado el aire, y perduraba la sensación de angustia ante una pérdida no superada, su falta de fe, y una gran
falta de paz se habían apoderado de su niño interior, un niño con las emociones sucias, cargadas de lágrimas contenidas, de preguntas sin respuesta, de momentos de
soledad absurda e incomprensible, de rabia e impotencia por aquellas luchas que
deberían haber sido batallas ganadas y sin embargo de ello, él sentía sólo el paso de un tiempo perdido, un dar sin recibir, una siembra sin
cosecha. Aquel hombre divagaba entre dos mundos
donde luchaban el caos y el orden como si nunca fueran a ser parte de una misma cosa. No
pude resistirme a besar su frente, y acariciar su cabeza, no pude resistirme a darle un abrazo que valiera para acunar a los dos niños perdidos que había ante mis ojos dormidos, él era un espejo donde podía verme yo también mientras miraba sus heridas mal cicatrizadas, no haberle abrazado y no haberme acercado habría sido como intentar curar una herida infectada sin antes limpiarla. Así que le abracé tan fuerte que se rompieran hasta mis miedos, y mientras su corazón latía junto al mío vi en la pared un cuadro con unas luminosas palabras doradas donde se leía: “Dos mundos
paralelos se mueven en ondas vibracionales distintas pero en ellos se repite la
misma historia, si no reconoces el uno en el otro corres el riesgo de quedarte
atrapado entre los mismos.”.- Ese día él estaba abatido y aún así se esforzaba por mostrarme que queríamos podíamos empezar a pintar juntos un nuevo comienzo.
Nos quedamos charlando tumbados en la alfombra del salón como si hubiese sido sobre hierba fresca, y aunque quería no llorar por las espinas de las rosas de su historia, me hacía la fuerte, en cierta manera ver caer sus lágrimas liberadoras también me permitían a mí liberarme. Allí detrás de todas aquellas capas que le hacían parecer un hombre duro y algo oscuro, había luz, pureza, bondad, sinceridad, respeto, valor, trabajo, esfuerzo, y la responsabilidad de un hombre que le estaba resultando más fácil construir muros por miedos, que creer que era posible encontrarse a sí mismo y desconectar de todo aquello que lo seguía rompiendo, sin embargo allí estaba yo mirando como estaban a punto de derrumbarse ante mi abrazo, conmigo no le hacía falta la espada de guerra, pero podía percibir su respeto a dejarme entrar en su alma, no se daba cuenta que yo ya estaba dentro, casi sin permiso, porque sabía de mis heridas, y él y yo, allí en aquel sueño parecíamos uno solo. Allí juntos en medio del blanco ambos nos sentíamos libres y olvidados de las presiones, escuchando música, abrazados mientras nos acogía el sueño, sin importar que éramos hombre y mujer, en mi sueño éramos algo más que un cuerpo, era como sentir una caricia sin tocarse. Yo creía que se había establecido un vínculo tan especial que decidí confiarle el gran secreto, aquello no era real, él y yo estábamos teniendo un encuentro de almas durante el tiempo en que yo dormía, le tuve que revelar que al despertar quizás no recordáramos nada y que por tanto qué le parecía quedar conmigo cada noche para tener nuestro propio lugar donde pudiéramos modificar nuestras vidas y pintar futuros probables a nuestro antojo, yo estaba emocionada pensando que él diría siiiii!, pero no fue así.
Les cuento que él se sentía sorprendido de saber que todo era un sueño, pero no estaba preparado para formar parte de un sueño que no era suyo me dijo, -A veces pienso
que soñar como tú es precioso pero he soñado ya muchas veces y ellas, mis
anteriores compañeras de viaje se quedaron con mis ganas de volver a intentarlo,
ahora estoy vacío, agotado, sediento de paz y libertad, no podría perdonarme si
fuera el causante de una de tus lágrimas- ... y siguió contando más razones que ya no quiero contar, recuerdo que yo le escuchaba y pensaba, Acaso crees que podrías proporcionarme ahora mismo algo más bonito
que esto?. Pero no quise interrumpirlo. Él había decidido que tras de algunos
fracasos y media vida cayéndose y levantándose yo había llegado tarde a su vida, pues las
otras se habían llevado sus fuerzas y valor de lucha, y yo no era lo
suficientemente especial para hacer resurgir a su lado guerrero. Sin embargo nada más
lejos de la verdad, me sentí más especial que nunca y aunque mi cabeza no había
trazado planos y parecía que volvía otra vez al comienzo, Que era lo que no me podía ofrecer si en tan sólo unas horas me lo había ofrecido todo?.. ah, ya sé, cavilé; una relación de pareja con un
título predeterminado, un tiempo exclusivo para mí, un corazón libre de malos
recuerdos ni secuelas ni cicatrices, y ¿ Quién narices quiere un título que no
dice nada si lo que hace a una pareja son momentos juntos como este y no el nombre de
como se le llame?.¿Quién narices quiere sexo y sólo sexo si para ello abundan
las oportunidades aun estando despierta?. ¿Quién quiere un corazón que no haya
experimentado el dolor y por tanto no sepa valorar los momentos bellos
que son los más simples y no tenga cicatrices que le recuerden quién es y de dónde viene?. Por un momento sentí que debía salir corriendo de ese sueño
pero me ataba su abrazo, su voz, su mirada, y me quedé dormida
sobre ese mismo sueño, allí rodeada de todo ese blanco de su hogar, sin saber, porqué extraña
razón, me envolvía aquella sensación de paz, de estar arropada, de estar
protegida, de estar en familia, pero de repente mi sueño se transportó a la ventana
de inicio, ambos estábamos otra vez mirando otra vez hacia fuera. Era otra vez la misma escena de siempre, el mismo sueño, la misma ventana. Caía la tarde y fuera, había unas fogatas, me imaginé estar allí alrededor
de esas hogueras acompañada de alguien como si fuera otro tiempo, pero de pronto un sonido de un piano me hiso mirar otra vez hacia el interior y me desperté...
Te espero mi compañero de sueños por si un día decides que
quieres formar parte de un sueño en el que cuando
despertemos sigamos abrazados sin miedos. Mientras tanto despierta, te digo DESPIERTA! que
desde este mundo donde no duermo, el
alma está preparada para avanzar y el corazón cicatriza acostumbrado a lamerse las heridas, desde donde el miedo no tiene poder, te ofrezco mi mano amiga, de las que no fallan y procuran estar a la altura de un verdadero “te quiero”. cada uno tenemos un largo camino por recorrer y en ese camino
decidimos libremente a quiénes queremos o no como compañeros de viaje. Coge mi
mano cada vez que la necesites en algún tramo de tu camino, pero no cuentes conmigo durante todo el viaje porque yo viajo con dirección hacia adelante y tú aún tienes que volver a buscarte y encontrarte. Gracias por una tarde de sueños,
con su noche y su amanecer, ya quiero volver a dormirme para ver si hay más ventanas y qué me estará permitido ver a través de ellas
Nine - Lazos de Luz 💜

